Ya te has hecho una idea del estilo que te gusta a la hora de vestir y la historia que quieres contar sobre ti misma y tu vida. Pero ahora viene la pregunta del millón: ¿ese estilo ideal del que estás enamorada se ajusta al ritmo de vida que llevas, o por el contrario se aleja y te hace esclava de él?
Como hemos dicho en posts anteriores, en la moda todo es posible y todo está permitido, pero también tenemos que ser realistas con nuestro ritmo y modo de vida, y saber que hay prendas que se van adaptar a nuestras circunstancias mucho más que otras.
Recuerdo una etapa de mi vida en la que me dedicaba a vestir a mujeres; Diseñaba y confeccionaba sus prendas para bodas u otros actos importantes. En aquella época trabajaba con tejidos de muy alta calidad y a veces me diseñaba y confeccionaba prendas maravillosas por puro placer de hacerme algo diferente, también lo usaba como reclamo para enseñarlo a mis clientas, además de que me gustaba y me lo ponía sintiéndome genial.
Hoy, después de 20 años, estas prendas están perfectas y aún conservo muchas de ellas que se han convertido en piezas de museo. La calidad de sus tejidos y sus cortes clásicos las mantienen tan actuales que parece que por ellas no hubiera pasado el tiempo. Es más, incluso me las pondría si me viniesen para alguna ocasión especial. Sin embargo, en aquella época en muy pocas ocasiones me las puse y las tengo guardadas algunas de ellas como reliquia. ¿Por qué no me vestía a diario con ellas?
Pues porque para mi estilo de vida y trabajo no eran prendas apropiadas, con las que yo podía sentirme cómoda y relajada. Pero, además, cuando tenía tiempo libre me apetecía salir al campo y disfrutar con la naturaleza, de manera que esas prendas tan especiales tuvieron un uso muy poco práctico, salvo el de escaparate para que los demás vieran mis creaciones.
¿Se adapta tu estilo a tu ritmo de vida diario?
Si te haces con frecuencia esta pregunta, es que no es el más adecuado para tu vida actual. Por eso mi recomendación es que a la hora de elegir las prendas que nos pondremos cada temporada tengamos muy en cuenta qué hago y a qué me dedico, cuanto tiempo tengo para vestirme, qué cuidados necesita la ropa, y una vez hayamos respondido a esas preguntas, hay que ser consecuentes con ello y elegir aquello que vas a usar y le vas a sacar el mayor provecho posible.
Pero también te recuerdo, que no hay reglas, que te puedes permitir ponerte aquello que desees y que más te apetezca. Tú eres la que decide cómo quiere sentirse y qué historia quieres contar. ¿Cuéntame si te ha ocurrido alguna vez algo así?
Te sugiero algunas prendas que favorecen mucho, y que además son muy cómodas, quizás alguna te inspire…